Dicen, que todos estamos atados a la rueda de la fortuna. Y en ningun sitio es más cierto que en el cambiante paisaje del amor. Mientras una pareja disfruta de su momento álgido otra cae en picado. Pero estes arriba o abajo no te relajes demasiado, porque lo único que es seguro es que la rueda seguirá girando.
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